domingo, 29 de marzo de 2009

El Paisaje Holandés

La pintura de paisaje alcanzó un desarrollo inusitado en Holanda durante el siglo XVII.
Entre los primeros paisajistas se destaca la vena incisiva y delicadamente arcaizante de Hendrick Avercamp, que pintó con precisión pequeños paisajes invernales por los que pululan multitudes de graciosos personajillos.
Durante las primeras décadas del siglo, Salomon van Ruysdael creará un tipo de pintura que se destacará por la sencillez de la composición, la vastedad de los planos y la ligereza de las brumas, la luz plateada y los colores sobrios y suaves. Los ríos y el mar jugarán un papel primordial en este arte de tintas terrosas y tostadas. Superior a todos los paisajistas de la primera mitad, Jan van Goyen pintará sus vistas marinas volátiles, vaporosas y algodonosas, y sus paisajes de cielos inmensos y horizontes bajos y lejanos, plenos de intensa poesía.
Pero, entre todos los paisajistas de esta época, la gran figura fue Jacob van Ruysdael, discípulo de su tío Salomon, encontró en la naturaleza, especialmente en las vistas boscosas y en las caídas de agua, el eco de sus más íntimos sentimientos, que lo hacen aparecer como un prerromántico. Y, sin embargo, sus obras provocan tal consideración gracias a la alta perfección alcanzada en el dominio de las muchas posibilidades que le ofrecía la ciencia de la composición clásica y en su comunión anímica pura con la naturaleza, que le hicieron superar la nota ilustrativa en favor de la concepción sentimental.
Su amigo Meindert Hobbema, que trabajó con él en Haarlem, pronto se contentó con imitarle, aplicando algunas fórmulas estereotipadas.
El arte de esta época, redescubridor del color y la luz del sol, debe mucho a los llamados italianizantes. Sus pequeños paisajes ideales, con campesinos y pastores, que presentan una mezcla entre la campiña romana y la poética tierra de la Arcadia, causaron gran impresión desde que, en 1641, regresó de Italia Jan Both. Aelbert Cuyp, que no fue a Italia, destacó como creador de un subgénero que combinaba los elementos del paisaje nacional (tomados a través de Van Goyen) con los de la corriente italianizante.
Los paisajes de Cuyp se distinguen por estar animados por figuras de pastores y de caballeros rodeados de animales o por sólo animales. Y es que, tan neerlandés como el paisaje puro o la marina, fue el paisaje con animales, en particular de granja, que dio lugar al nacimiento de los pintores animalistas, en general más preocupados por la observación y la figuración naturalista del animal que por su posible carga poética, entre los que descolló Paul Potter.

Fuente:
http://www.artehistoria.com

1 comentario:

Lourdes Colunga dijo...

Es impresionante, como un dibujo nos puede ubicar en que tiempo, en que ciudad, en que época de la vida nos habla, con el hecho de echar a volar nuestra imaginación.